Causas
El origen de esta inflamación es incierto, pero se sospecha de la concurrencia de varios factores. El sistema inmunológico del perro en el aparato digestivo reacciona ante elementos "incorrectos", por ejemplo, con las proteínas incluidas en los alimentos o la propia flora bacteriana del intestino.
Otras posibles causas de los trastornos crónicos son una insuficiencia hepática o renal, una pancreatitis, una diabetes o la enfermedad de Addison. Dichas patologías se diagnostican mediante análisis de sangre y se tratan médicamente.
También determinadas infecciones, en particular parasitarias, pueden ocasionar problemas crónicos si no se tratan a tiempo. En caso de sospecharse de una carga parasitaria deberá efectuarse en primer lugar un análisis de heces al objeto de establecer o descartar la presencia de parásitos. Seguidamente podrá administrarse al perro medicación específica contra los parásitos detectados.
La presencia de cuerpos extraños en el estómago puede asemejarse a una gastritis crónica. El objeto foráneo irrita la mucosa gástrica, lo cual provoca el vómito al perro.
Diagnóstico
Para diagnosticar una inflamación en el aparato digestivo deben descartarse primero otras posibles causas de trastornos crónicos.
Si todavía no se ha efectuado un diagnóstico podrá llevarse a cabo una exploración del estómago y/o el intestino con ayuda de un endoscopio flexible, lo que se denomina gastroscopia o colonoscopia respectivamente. Durante este examen se extraen trozos de tejido para su análisis (toma de biopsia).
Tratamiento
El tratamiento de la inflamación intestinal incluye una dieta especial, fármacos antiinflamatorios y, en ocasiones, compuestos protectores del estómago.