La hepatitis es una enfermedad que afecta al hígado produciendo su inflamación. Nuestras mascotas también pueden contagiarse y detectarlo a tiempo es fundamental para poder tratarlo. Para conocer mejor sus causas, hablamos con José Ignacio Ballester, del Servicio de Cirugía de AniCura Velázquez Hospital Veterinario.
¿Qué es la hepatitis canina?
El hígado desempeña un papel fundamental en diversos procesos que comprenden el metabolismo de los hidratos de carbono, los lípidos y las proteínas, la desintoxicación de los metabolitos y los xenobióticos, el almacenamiento de vitaminas, oligoelementos metálicos, grasa, glucógeno y la digestión de la grasa e inmunoregulación.
El termino hepatitis canina hace referencia a una inflamación del hígado causada por múltiples causas, entre las que destacan:
- Hepatitis infecciosa canina, enfermedad causada por el Adenovirus canino tipo I. Su principal fuente de infección se debe a la ingesta de heces, orina, secreción nasal o saliva de animales infectados.
- Hepatopatías tóxicas por acumulación de metales tóxicos entre los que destacan el cobre y el hierro. Estos metales se acumulan en el tejido hepático en los perros y gatos aumentando la vulnerabilidad a las lesiones oxidativas.
- Hepatopatías inflamatorias que pueden estar causadas por hepatitis crónica, cirrosis y fibrosis, colangiohepatitis o hepatitis asociadas a la administración de fármacos entre otras cosas.
- También podemos tener hepatopatías vasculares y hepatopatías neoplásicas.
¿Qué síntomas padecerá nuestro perro si la sufre?
Los signos clínicos iniciales de hepatopatía son muy inespecíficos, entre los que destacan:
- Anorexia intermitente,
- poliuria y polidipsia (PU/PD, beber y orinar más cantidad de agua de lo normal),
- vómitos,
- y letárgica.
La aparición de signos clínicos relativamente específicos de enfermedad hepatobiliar como:
- Ictericia (colocación amarilla de piel y mucosas),
- hipoglucemias,
- tendencia a la hemorragia,
- encefalopatía hepática (EH),
- convulsiones o ascitis reflejan el agotamiento de las reservas funcionales hepáticas en estadios avanzados de enfermedad.
¿Podremos detectarlos fácilmente?
En fases tempranas el perro suele mostrar decaimiento, falta de energía durante gran parte del día y en algunas ocasiones fiebre de manera intermitente. Conforme la enfermedad va progresando, el animal presenta también un enrojecimiento de las membranas mucosas y agrandamiento de los ganglios linfáticos.
Conforme la enfermedad avanza, el perro suele tener pérdida de apetito, diarrea y vómitos. Las mucosas y la piel adquieren una coloración amarillenta, pueden comenzar a tener sangrado de las encías e inflamación del hígado, además de insuficiencia hepática y dolor abdominal.
La rápida detección de los signos clínicos por parte del cuidador junto con una visita al veterinario para realizar las pruebas complementarias necesarias ayudarán a una rápida detección de la enfermedad.
¿Qué causa la hepatitis canina?
Existen múltiples causas de hepatitis canina:
- Hepatopatías inflamatorias caninas causadas por hepatitis crónicas, fibrosis y cirrosis, hepatitis crónica asociada a la acumulación de cobre, colangiohepatitis y hepatitis asociadas a fármacos.
- Hepatopatías vasculares como las derivaciones portosistémicas.
- Hepatopatías por acumulación de metales pesados como cobre y hierro.
- Las infecciones, sepsis y endotoxemias pueden también causar lesiones hepáticas y colestasis.
- Por último las neoplasias herpéticas como el adenocarcinoma o carcinoma hepatocelular, hemangiosarcoma o carcinoma biliar pueden causar signos clínicos de hepatitis.
Existen algunas razas con predisposición a desarrollar hepatitis crónica por acumulación de cobre, de todas las razas sensibles (Cocker Spaniel Inglés y Americano, West Highland White Terrier, Skye Terrier, Doberman, Dálmata, Labrador Retriever), la raza Bedlington Terrier es la única en la que se ha visto esclarecido un mecanismo genético específico.
¿Cuál es el tratamiento que tendremos que seguir una vez hecho el diagnóstico?
Una vez realizado un diagnóstico por personal veterinario e identificada la causa de origen de la patología se realizará un tratamiento específico para cada paciente. Algunos puede que necesiten hospitalización intensiva con la administración de soluciones electrolíticas equilibradas y transfusiones de sangre o plasma sanguíneo. La administración de fármacos inmunosupresores suele ser frecuente en este tipo de patologías.
La administración de antioxidantes, vitaminas C y D, la S-adenosil-L-metionina y fármacos antifibróticos son de gran ayuda en el tratamiento de estas patologías. También se podrán administrar quelantes del cobre y ácido ursodeoxicólico que aumenta la producción de glutatión y metalotioneína en el hígado ayudando a prevenir lesiones oxidativas.
También es probable que tu veterinario te recomiende una dieta específica para la insuficiencia hepática. Estas dietas son bajas en proteínas para evitar sobrecargar el hígado.
¿Qué consecuencias podría tener que no actuásemos con rapidez?
La ausencia de un diagnóstico precoz se suele asociar con un mal pronóstico. Los signos clínicos pueden evolucionar en una cirrosis hepática y aumento de bilirrubina total sérica.