Lo más importante es que entrenes a tu perro desde casa para vivir posibles situaciones que ocurran durante la visita al veterinario y tenerlo todo bajo control: ponerse de lado, examinar su boca o sus orejas, tomarle la temperatura, entre otros. Si has empezado este entrenamiento cuando tu perro era un cachorro, posiblemente no tendrás ningún problema cuando un veterinario desconocido se acerque a su oído. Si no es así, no te preocupes, porque aún estás a tiempo.
Es importante que, durante el entrenamiento, elijas un ritmo que se adapte a tu perro y puede empezar por sesiones cortas cuando está relajado y tranquilo. Aprende sus señales y personaliza el entrenamiento.
Por ejemplo, si intenta alejarse o gira la cabeza rápidamente cuando intentas hacer una inspección dental, es posible que estés yendo demasiado rápido así que procede con calma y de manera metódica, aumentando gradualmente el entrenamiento sin olvidarte de darle mucho amor después.
Hacer un examen diario de tu mascota en casa es una gran manera de acostumbrarla al manejo y una manera de detectar cualquier enfermedad y lesión a tiempo. Comienza desde la cabeza con la boca, la nariz, los ojos y las orejas y luego trabaja con el resto del cuerpo. Asegúrate de que la piel y el pelaje estén libres de erupciones y enredos y que nada parezca hinchado o dolorido. También es bueno tomar la temperatura de tu perro para conocer cuál es su temperatura normal.
Y si necesitas más consejos y tienes dudas, siempre puedes acudir a cualquiera de nuestros centros.