La disminución o pérdida total del apetito no es infrecuente en las razas de perros pequeños, por ejemplo al cambiar el alimento. El nuevo olor, sabor o consistencia puede hacer que el perro no quiera comer. Este problema generalmente se resuelve cambiando de nuevo al alimento anterior.
Una inapetencia más grave, y que dura más tiempo, provoca una pérdida de peso y masa muscular. En ese caso, es importante que se investigue la causa subyacente.
Causas
El equilibrio entre las sensaciones de saciedad y hambre se regulan en varios sistemas diferentes, como el sistema nervioso central y el tracto gastrointestinal. Los desórdenes en estos sistemas pueden hacer que el perro pierda el apetito.
Las posibles causas de la inapetencia verdadera son:
- Enfermedades sistémicas (entre otras, las enfermedades metabólicas y las enfermedades hepáticas o renales).
- Infección o inflamación.
- Enfermedad tumoral.
- Cambios en el entorno o en el cuidado que estresan al perro.
- Enfermedad del tracto gastrointestinal
- Impacto en el sistema nervioso central.
- Intoxicación.
Las posibles causas de la incapacidad para comer son:
- Dolor.
- Enfermedad tumoral en la cavidad oral.
- Cuerpo extraño en la boca, el esófago o el tracto gastrointestinal.
- Fractura ósea en el cráneo, incluso las mandíbulas.
- Fractura de la mandíbula.
- Enfermedad de la cavidad nasal.
Diagnóstico
Tanto la historia médica del perro como el examen clínico pueden ayudar al veterinario a distinguir entre la inapetencia verdadera y la incapacidad para comer.
Dado que la inapetencia es un síntoma no específico con muchas causas posibles, un examen más amplio se basa en los resultados de la historia médica y los hallazgos clínicos.
Los métodos de diagnóstico posibles incluyen la radiografía dental, el examen radiográfico de la cavidad torácica y/o abdominal, la ecografía, análisis de sangre, análisis de orina, endoscopia, tomografía computadorizada o resonancia magnética.
Tratamiento
La inapetencia suele ser causada por una enfermedad subyacente. Es importante hacer el diagnóstico correcto para poder tratar la enfermedad.
Si la inapetencia se mantiene durante largo tiempo, puede ser necesario el ingreso en un hospital veterinario para proporcionar un tratamiento de hidratación intravenosa al animal y, también, alimentarlo por sonda mediante un tubo que se introduce en el estómago a través del esófago, el ventrículo o el intestino. Este tipo de sonda suele ser bien tolerada por los perros.
El pronóstico depende de la causa subyacente de la inapetencia.