La tiña en los perros

La tiña, o dermatofitosis, es una afección cutánea contagiosa causada por un hongo (dermatofito) que habita en el pelo y los folículos pilosos. Supone un problema en primera instancia para los gatos, pero también pueden infectarse perros y otros animales.

El hongo puede contagiarse directamente entre animales o mediante contacto indirecto a través de superficies y objetos contaminados con pelos, polvo o restos de piel de animales infectados. Las esporas de los hongos son infecciosas durante más de 18 meses, por lo que una minuciosa limpieza del entorno del animal resulta esencial en la lucha contra esta enfermedad, solo así el tratamiento será eficaz.

Hay muchos organismos fúngicos susceptibles de causar la tiña en los perros, pero principalmente son el Trichophyton mentagrophytes y el Microsporum canis, aunque en algunas ocasiones puede haber otros tipos de hongos causantes de la tiña. De hecho, la tiña es una de las enfermedades dermatológicas frecuentes en perros

Hay que tener en cuenta que  las personas también están expuestas al contagio, y pueden llegar a desarrollar erupciones cutáneas rojas acompañadas de posibles picores. La infección puede transmitirse asimismo a gatos, conejos, cobayas, etc.

Síntomas

El contagio con dermatofitos puede ocasionar síntomas en todos los perros, pero son más frecuentes los síntomas visibles en ejemplares jóvenes o con un estado de salud deteriorado. El período de incubación (es decir, el tiempo que transcurre entre el momento de la infección y la aparición de síntomas visibles en el perro) varía entre cuatro días y cuatro semanas.

El síntoma más característico de la dermatofitosis es la alopecia (caída del pelo), porque las esporas del hongo ocupan el folículo piloso en la piel e ingieren la queratina que se encuentra ahí. Los cambios dérmicos pueden ser inespecíficos, incluyendo, entre otros, enrojecimiento de la piel, calvas dispersas, pelos partidos, descamación de la piel y caspa

Las lesiones aparecen repartidas por todo el cuerpo o concentradas en determinadas zonas, y pueden presentar escamas de una color amarillento y olor característico. Aunque algunos perros experimentan picazón, no es un síntoma habitual de la tiña, así que hay que estar muy pendiente para detectar la enfermedad antes de que avance demasiado.

Diagnóstico

El diagnóstico se efectúa con la observación del hongo de la tiña, ya sea mediante la localización de este organismo en el pelo, a través de un raspado dérmico en el microscopio o por cultivo en un medio específico. El hongo crece lentamente, lo que obliga a aguardar unas dos semanas para obtener una respuesta en relación con el cultivo. Algunos tipos de tiña son fluorescentes y se hacen visibles al iluminar al perro con luz ultravioleta.

Si no se logra detectar al hongo en el perro en la primera ocasión, posiblemente deba repetirse la toma de muestras dos semanas más tarde para descartar con seguridad la infección.

Tratamiento y pronóstico

en la gran mayoría de los casos el perro será sometido a tratamiento, sobre todo por constituir un posible factor de contagio para los seres humanos. La terapia ha de complementarse con una limpieza y desinfección a fondo, destinados a evitar nuevos brotes.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que a veces, la infección por tiña puede curarse por sí sola en unos tres meses. Por tanto, no siempre es necesario tratar a animales adultos y, por lo demás, sanos, que no suponen un riesgo de contagio para otros.

La tiña se trata a través de remedios fungicidas o antifúngicos administrados en forma de comprimidos por vía oral, y, por lo general, también con un champú medicinal.

El tratamiento médico suele resultar eficaz contra la tiña, pero el pronóstico dependerá en gran medida de si se ha logrado erradicar del entorno el foco infeccioso.

Prevención

La mejor manera de hacer frente a la tiña es mediante la prevención. En general, es clave extremar los cuidados de la piel y el pelo de tu perro para evitar que surjan este tipo de problemas.

Dado que esta enfermedad se contagia entre animales de forma directa, deberá evitarse que el perro se relacione con perros que se sepa o se sospeche que están infectados. Igualmente, deberás abstenerte de usar accesorios (por ejemplo, cepillos o jaulas de transporte) empleados con otros canes. Si no puede evitarse esto último, los dispositivos deberán primero limpiarse cuidadosamente y desinfectarse. 

 

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