La dermatitis húmeda puede tener muchas causas, por ejemplo, los parásitos (pulgas, piojos y garrapatas), las alergias y un pelaje denso y húmedo.
Síntomas
La dermatitis húmeda se manifiesta en forma de zonas pegajosas, purulentas, enmarañadas e hipersensibles que suelen producir exudado y muestran un color rojo vivo. Normalmente aparece de la noche a la mañana y puede producir un considerable picor y dolor.
Puntos típicos de la dermatitis húmeda son las mejillas, la nuca/cuello, la espalda, los muslos y la raíz de la cola.
¿Qué puedes hacer por tu cuenta?
Para prevenir la dermatitis húmeda resulta aconsejable mantener la piel seca y sin enredos. Comprueba que el perro no porte bichos (pulgas, piojos o garrapatas) o tenga pequeñas heridas que puedan constituir el comienzo de este eccema.
Impedir que el animal se bañe puede resultar difícil en verano. Recuerda que un pelaje que parece seco en su superficie puede estar empapado cerca de la piel.
La inflamación asociada a la dermatitis húmeda puede detenerse y curarse en una fase temprana cortando el pelaje y lavándolo con un bactericida (por ejemplo, clorhexidina).
¿Cuándo debo visitar al veterinario?
Debes contactar con el veterinario si la infección se propaga o el eccema produce un dolor evidente al animal.
Tratamiento en el veterinario
El tratamiento consiste principalmente en el corte del pelaje situado sobre la alteración cutánea con un margen de varios centímetros sobre el eccema.
La dermatitis húmeda puede ser relativamente dolorosa, por lo que a veces se precisa de calmantes antes del corte y el tratamiento. El perro debe llevar un collarín para evitar que se lama y rasque, agravando de este modo el eccema. Con frecuencia, el perro necesitará ser tratado con antiinflamatorios.
En los episodios reiterados de dermatitis húmeda debe estudiarse su causa primordial para evitar la recaída del animal.