La respuesta es clara y concisa: sí. Tu perro no es el único que se beneficia de la vacunación, también se beneficiarán todos los perros con los que mantiene un contacto directo e indirecto.
Mantener la vacunación de tu perro al día te permitirá llevarle a lugares donde pueda jugar con otros perros (siempre bajo supervisión, ¡por supuesto!), olfatear por donde han pasado otros perros, etc.
Algunas de las enfermedades transmitidas entre perros pueden ser tan graves que pueden llegar a poner en riesgo la propia vida de tu mascota. Cuantos más perros haya vacunados, menor será el riesgo de propagación del virus entre la población. Por eso, algunas enfermedades como el moquillo son muy poco comunes en países como Suecia, donde la mayoría de los cuidadores tienen vacunados a sus perros.
Algunas vacunas evitan que el perro enferme y otras les protegen de enfermedades más graves en el caso de que se contagien.
La vacunación durante el primer año
Los cachorros reciben su primera vacuna en su octava semana de vida y otra a las 16 semanas. Normalmente, no es el cuidador quien se hace cargo de la primera vacunación. Asegúrate de que te entreguen el certificado de la vacuna cuando recojas a tu cachorro. Además, deberás pedir cita en el veterinario cuanto antes para vacunar a tu cachorro cuando cumpla las 16 semanas. La siguiente serie de vacunas se le administrará en su primer cumpleaños.
El plazo para la administración de la dosis de refuerzo de la vacuna contra el moquillo, el adenovirus [hepatitis], la parainfluenza y el parvovirus puede variar según la marca; consulta a tu veterinario para estar seguro de seguir las recomendaciones correctamente. La vacuna contra la tos de las perreras debe administrarse todos los años si tu perro visita lugares donde hay otros perros.
Normas locales al viajar
Cuando viajes a otro país, asegúrate de cumplir con las vacunas necesarias para esa región en particular. Pregunta a tu veterinario por los trámites a seguir, ya que las normativas y recomendaciones pueden variar.
La vacunación es la mejor manera de mantener a salvo a tu perro y a los perros que lo rodean. Es un procedimiento sencillo que se realiza por medio de una inyección en el cuello o a través de la nariz, vía intranasal. La vacuna intranasal es una vacuna líquida que se administra en forma de gotas nasales.
No olvides llevar algunos premios para facilitar el procedimiento, preferiblemente algo que el perro pueda lamer, como paté de hígado, queso blando o crema de cacahuete. Para ponérselo más fácil, puedes practicar en casa. Usa un bolígrafo en lugar de una aguja, presiona suavemente sobre su cuello y luego recompénsale. Repite el proceso varias veces. También puedes practicar sujetando su barbilla hacia arriba y recompensándole, así le prepararás para las vacunas intranasales.