La otitis en los perros

La otitis puede tener muchas causas distintas. Entre los factores predisponentes (es decir, aquellos que vuelven al perro más propenso a la otitis) están la conformación del aparato auditivo –por ejemplo, las orejas colgantes– y la estrechez de los conductos auditivos.

El oído del perro se compone de oído externo, medio e interno.

El oído externo está formado por el pabellón auricular y el conducto auditivo. La longitud del conducto auditivo varía, según la raza, entre 3 y 10 cm.

La parte superior del conducto auditivo es vertical, pero, superado un determinado ángulo, llega a una sección horizontal que desemboca en el tímpano. Dicho conducto está cubierto por una piel similar a la de la superficie del cuerpo.

El oído contiene distintos tipos de glándulas que producen cera en mayor o menor medida, dependiendo de la raza y el ejemplar en cuestión. Las células del conducto auditivo hacen ascender la cera y otros residuos como un mecanismo interno de limpieza.

Detrás del tímpano se halla el oído medio, formado por una cavidad llena de aire. En el oído medio encontramos tres osículos o diminutos huesos: el martillo, el yunque y el estribo. Por detrás del oído medio se ubica el oído interno, que contiene los órganos de la audición y el equilibrio.

Causas de la otitis en perros

Existen determinadas patologías que pueden provocar otitis: parásitos como los ácaros, distintos tipos de alergias, cuerpos extraños en el oído o trastornos hormonales. También puede estar originada por problemas en la producción habitual de queratina o por la presencia de pólipos o tumores en el conducto auditivo del perro.

Otros factores que contribuyen a que un perro desarrolle otitis son una alta producción de cerumen o la abundancia de pelo en el conducto auditivo, así como una excesiva limpieza o el uso de bastoncillos de algodón. Además, los perros que se mojan las orejas con frecuencia corren un mayor riesgo.

Al dañarse el conducto auditivo pueden proliferar bacterias y/o hongos y deteriorar este aún más.

Síntomas

Es posible que el perro sacuda la cabeza o se rasque las orejas. La otitis también puede resultar dolorosa.

En ocasiones el pabellón auricular se enrojece, inflama y produce una mayor secreción, cuyo aspecto varía dependiendo del tipo de infección del que se trate, pudiendo ir desde el marrón oscuro o amarillo purulento al verduzco. Los oídos también pueden emitir un intenso mal olor.

Diagnóstico

El veterinario examinará el pabellón auricular y el exterior del conducto auditivo. Las partes más profundas del oído se exploran con un otoscopio. Este incorpora tanto luz como un cristal de aumento, lo que permite al veterinario la detallada inspección del conducto auditivo y del tímpano.

Con ayuda de un bastoncillo de algodón se recoge secreción y se despliega sobre un portaobjetos. A continuación, la secreción del oído se estudia en un microscopio para verificar la posible presencia de parásitos, lo que se conoce como examen citológico. La muestra se analizará de nuevo en el microscopio, ahora con un mayor aumento, a fin de determinar el tipo de bacterias y/u hongos.

En algunos casos se llevará a cabo un cultivo bacteriano.

Tratamiento

En caso de otitis, deberán limpiarse los oídos con un disolvente de cerumen. El producto escogido dependerá del tipo de infección y del aspecto de la secreción auditiva. El objetivo de la higienización es eliminar la cera y reducir la cantidad de bacterias y/u hongos.

El perro suele ser tratado también con gotas para los oídos sujetas a receta médica, en función igualmente del tipo de infección en cuestión. Con el oído limpio, las gotas surtirán un efecto mucho mayor que cuando está sucio.

Si la otitis produce un fuerte dolor es posible que el perro necesite de algún analgésico con efecto antiinflamatorio.

Deberá concertarse siempre una nueva cita para comprobar si se ha curado la infección. En caso de alteración crónica grave del conducto auditivo es posible que se requiera de una intervención quirúrgica.

Los perros aquejados de otitis recurrentes deben ser examinados para el estudio de sus causas subyacentes.

Inflamaciones del oído medio

El motivo más habitual de inflamación en el oído medio es la propagación de una infección procedente del conducto auditivo que ha dañado o roto el tímpano. También los objetos extraños (por ejemplo, espigas) pueden lesionar el tímpano y provocar inflamaciones e infecciones.

La hinchazón del oído medio puede derivar a su vez en una inflamación del oído interno.

Síntomas

La otitis crónica suele mostrar síntomas como las secreciones del conducto auditivo y las sacudidas de cabeza. Además, el perro puede experimentar dolor al comer, ladrar o intentar abrir la boca. En ocasiones, puede inclinar la cabeza hacia un lado y sentir dolor cuando se le presiona la base de la oreja.

Si la inflamación se ha difundido hasta el oído interno, podrán apreciarse como síntomas sordera y problemas de equilibrio.

Diagnóstico

El diagnóstico se realiza mediante la observación de síntomas y el examen del tímpano.

Puede ser necesario dormir al animal para una exhaustiva inspección del tímpano, en particular si sufre problemas crónicos del oído con estrechamiento del conducto auditivo.

El oído medio también puede sufrir una inflamación aunque el tímpano aparezca intacto. En ese caso, es posible que el veterinario deba puncionar el tímpano con fin de sacar líquido del oído medio.

Tratamiento

Se llevará a cabo un cultivo bacteriano de la secreción al objeto de determinar las bacterias a tratar y su sensibilidad a los distintos antibióticos. En la terapia puede aplicarse un enjuague del oído medio, con frecuencia recurrente, así como un tratamiento con antibióticos. Es posible que deba recurrirse a la cortisona para reducir la inflamación.

En general, cuanto más rápido se trate la otitis, mayores serán las posibilidades de curarla sin problemas ni complicaciones adicionales.

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