El cuidado dental en perros para evitar la enfermedad periodontal

Es probable que en alguna ocasión al acercarnos a la boca de nuestra mascota detectemos un olor poco agradable y nos hayamos preguntado: ¿Los perros pueden sufrir halitosis? La respuesta es sí. De hecho, esta suele ser una pregunta frecuente en la consulta veterinaria sobre todo en pacientes de raza pequeña o miniatura y pacientes de edad avanzada.

Para entender esta patología llamada enfermedad periodontal, debemos comprender cuál es su etiología y cómo podemos establecer estrategias de prevención para evitar su aparición.

¿Cómo es la boca de tu perro?

El periodonto, ‘peri’, que significa alrededor y ‘odonto’ quiere decir diente en griego, es el conjunto de estructuras que sostienen las piezas dentales. Los perros tienen 42 piezas, clasificadas en incisivos, caninos, premolares y molares según su posición en la mandíbula y el maxilar.

El aparato de soporte dental está formado por las encías, el ligamento periodontal, el cemento y el hueso alveolar. Así pues, hablamos de enfermedad periodontal en cualquier patología que afecte a estos tejidos provocando una inflamación, que puede ser más o menos severa e incluso puede llegar a ocasionar daños irreversibles como la perdida de las piezas dentales.

Cuidado dental para prevenir enfermedades en la boca de tu perro

En la boca encontramos miles de microorganismos que viven en equilibrio en las estructuras dentales, encías y saliva, pero si este equilibrio se altera, algunos de ellos se empiezan a acumular en la superficie dental formando lo que denominamos placa bacteriana y desencadenado el comienzo de la enfermedad.

La placa es un biofilm compuesto por una matriz de glicoproteínas y polisacaridos que actúan como una red que atrapa a las bacterias. No es visible a simple vista, pero existen mecanismos para detectarla, siendo la gingivitis o enrojecimiento e inflamación del borde gingival uno de los de aparición más tardía y que nos puede llamar más la atención.

Con el tiempo, si no la retiramos mediante la limpieza del diente, empieza a mineralizarse y endurecerse convirtiéndose en lo que llamamos sarro o calculo dental, fácilmente reconocible en la exploración oral como una substancia amarillenta o marrón que recubre la pieza dental.

Una vez se inicia el proceso de acumulo de placa, la formación del sarro y el desarrollo de la enfermedad periodontal es inevitable a no ser que pongamos en marcha un plan de actuación para evitarlo.

Consecuencias de las enfermedades dentales en perros

Los pacientes geriátricos son más susceptibles a padecerla porque existen diversos factores predisponentes ligados a la edad: suelen ser pacientes que no están habituados a la manipulación de la boca, que pueden presentar dolor oral de tal forma que no se dejan explorar, motivo por el que se retrasa la detección por parte de los cuidadores y que pueden sufrir otras enfermedades sistémicas que afectan a la salud dental.

Una de las enfermedades más habituales que producen halitosis es la enfermedad renal, ya que, debido al deterioro en la capacidad de filtración de las toxinas, se acumulan en la sangre substancias como la urea que irritan a las encías y provocan la aparición de ulceras gingivales.

Cómo prevenir la enfermedad periodontal en perros

Para evitar todos estos problemas la mejor estrategia es la prevención de la enfermedad periodontal mediante el uso del cepillado diario.

Existe la creencia que el cepillado dental es un método poco natural en las mascotas, difícil de poner en práctica o que debe de realizarse únicamente cuando existe alguna patología dental. Nada más lejos de la realidad, puesto que las Guías Dentales de la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales lo recomiendan enérgicamente.

Es cierto que, para llevarlo a cabo, se requiere habilidad y colaboración del paciente, cosa que se consigue con la habituación y el refuerzo positivo para que el cuidado de la boca se convierta en un hábito bien tolerado al igual que el baño, cepillado del pelo o el corte de uñas. Si empezamos a trabajarlo desde cachorros, nos será mucho más  sencillo, pero eso no significa que si nuestro perro ya tiene cierta edad no podamos ponerlo en práctica.

Para realizar el cepillado dental necesitamos un cepillo de cerdas blandas y de un tamaño adecuado y pasta dentífrica específica para perro. Es importante evitar el uso de dentífricos que contengan flúor puesto que, al no poder realizar un enjuague posterior, si se ingiere la pasta podríamos ocasionar problemas de toxicidad.

En el mercado existen además de pastas dentífricas enzimáticas, elixires bucales o geles protectores de encías, múltiples productos para realizar higiene de forma pasiva como suplementos alimenticios, golosinas para morder o incluso dietas comerciales formuladas especialmente para disminuir la formación de sarro y ejercer un efecto de limpieza debido a la forma de la croqueta.

De este modo, con la combinación del cepillado y los mecanismos de higiene pasiva, lograremos aumentar la eficacia de los tratamientos y el éxito en la prevención.

¿Cómo se cura la enfermedad periodontal?

Sin embargo, cuando la enfermedad se detecta de forma tardía y el daño periodontal está en un grado avanzado, está indicada la realización de una higiene veterinaria profesional que consiste en la limpieza en profundidad por ultrasonidos de cada una de las piezas dentales, retirando los cálculos de sarro y eliminando gran cantidad de bacterias de la superficie gingival. En ocasiones y previo estudio radiológico intraoral, se debe practicar la extracción de piezas y raíces dentales que se encuentren muy dañadas.

Una vez llevado a cabo el procedimiento, es esencial instaurar un plan de limpieza diaria en casa con el fin de mantener el máximo tiempo posible la boca sana y libre de halitosis.

Debemos recordar que una buena higiene dental es una garantía de salud, ya que está ampliamente demostrada la relación de esta con la posibilidad de que las bacterias que proliferan en la enfermedad periodontal puedan afectar sistémicamente a órganos tan importante como el corazón, hígado o pulmones, así como provocar daños locales tales como fistulas oro nasales o fracturas mandibulares.

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