Artrosis en el perro

La artrosis u osteoartritis suele tener una causa genética en los perros. Esta patología es de carácter gradual, por lo que el perro suele ir adaptándose a la situación, pudiendo hacer que resulte difícil detectar que sufre dolores.

En el perro, la articulación se compone de cápsula, ligamento, cartílago y líquido sinovial, y está envuelta por tendones y músculos. El cartílago es un material complejo que en los ejemplares adultos consta de un 70% de agua. A través del líquido sinovial se provee al cartílago de nutrientes como la glucosa, el oxígeno y los aminoácidos. El cartílago es elástico y ejerce una función amortiguadora.

Las partes móviles de la articulación están contenidas en una cápsula llena de líquido sinovial con efecto lubricante que contribuye a reducir la fricción dentro de la articulación. El volumen de líquido sinovial viene determinado por el movimiento y la presión sobre la articulación. Dicho líquido aporta nutrientes al cartílago y el ligamento.

Causas

La artrosis puede tener un origen primario, es decir, sin motivos subyacentes conocidos, o bien secundario, debido a una enfermedad articular, como displasia de codo y cadera, luxación de rótula, osteocondrosis, rotura del ligamento cruzado o fracturas articulare. Si bien las razas caninas de mediano y gran tamaño son particularmente vulnerables, puede afectar también a otras razas más pequeñas.

La artrosis puede provocar una disminución en la amplitud de movimientos.

En la articulación artrítica se puede desgastar el cartílago hasta tal punto que deje expuesto el hueso subyacente, lo que, por lo general, produce dolor. El cuerpo compensa esto generando más hueso alrededor de la articulación con el fin de reducir la movilidad y, con ello, también el dolor.

La modificación de la musculatura y la sobrecarga de otras articulaciones puede ser consecuencia del desequilibrio de cargas originado por una articulación afectada. Esto suele desembocar en dolores también en la musculatura

Síntomas

Los síntomas de la artrosis pueden variar en función del perro. A veces, las radiografías de la articulación de cadera y codos en perros jóvenes demuestran la presencia de artrosis en ejemplares que no manifiestan signo alguno de problemas articulares. Algunos perros afectados por artrosis pueden llevar una vida sin problemas durante muchos años.

Los síntomas más habituales son cojera y rigidez en distintos grados, apreciándose casi siempre ambas cuando el animal se levanta desde una posición de reposo. La cojera y la rigidez suelen atenuarse cuando los músculos se calientan. Con frecuencia, la cojera se agrava tras un ejercicio, juego o esfuerzo de alta intensidad. Además, el nivel de cojera y rigidez puede variar según la estación del año.

Por causa de dichos síntomas, los perros con artrosis no suelen mostrarse dispuestos o capaces de realizar determinados movimientos o esfuerzos, tales como levantarse, saltar, subir escaleras o efectuar labores de caza o tareas prácticas.

En una fase temprana de la artrosis es común que el perro cojee de vez en cuando. Posteriormente, el dolor puede volverse más continuado, incluso en estado de reposo.

Otros posibles síntomas:

  • Reticencia a jugar y a salir de paseo
  • Dolor a la palpación
  • Cambios en el comportamiento
  • Lamido de las articulaciones afectadas
  • Fatiga
  • Mayor inquietud

¿Cuándo debe visitarse al veterinario?

Debes acudir si tienes la mínima sospecha para una evaluación detallada y para un tratamiento adecuado si es necesario.

Localiza a tu veterinario AniCura más cercano aquí.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

La artrosis se caracteriza por artralgia (dolor de articulaciones), una limitación en la movilidad articular, entumecimiento de las articulaciones y distintos grados de inflamación y cojera.

Tras el reconocimiento clínico puede aplicarse un examen radiológico para, en la medida de lo posible, profundizar en la enfermedad y su posible evolución. Algunas articulaciones están más expuestas que otras. Las articulaciones más frecuentemente afectadas son las del codo, la cadera y las rodillas.

Tratamiento médico

Una parte importante del tratamiento de la artrosis consiste en la reducción de la inflamación. Con una medicación acertada se suele lograr la atenuación de las molestias y una mejora en la calidad de vida del animal.

¿Qué puedes hacer por tu cuenta?

 

Ejercicio

El perro debe ser ejercitado de forma razonable a fin de reducir los síntomas y, retrasar el avance. Al animal suelen sentarle mejor los paseos cortos y frecuentes que los largos y menos frecuentes. El perro debe realizar el mismo nivel de ejercicio todos los días de la semana, con una misma rutina a lo largo del año. Se recomienda caminar sobre una superficie blanda.

Antes de efectuar un ejercicio o actividades más exigentes es importante calentar para reducir el riesgo de lesiones. Es aconsejable que los perros con artrosis se muevan con frecuencia, aunque lo principal es incrementar gradualmente la intensidad del entrenamiento. Se recomienda empezar con paseos cortos, pudiéndose aumentar el nivel del ejercicio y la distancia de las caminatas conforme va atenuándose la rigidez y fortaleciéndose la musculatura.

En caso de artrosis deben evitarse los juegos descontrolados con otros perros, el entrenamiento sobre superficies duras, el ejercicio junto a una bicicleta y demás actividades bruscas como el lanzamiento de una pelota.

Los perros con artrosis a menudo tienen miedo de resbalarse. En caso de hacerlo, su estado puede empeorar drásticamente. En invierno, trate de evitar pasear al perro por zonas deslizantes con acumulación de hielo.

Nutrición y suplementos dietéticos

Existen suplementos alimentarios que contienen tanto glucosamina como sulfato de condroitina, elementos importantes para la regeneración del cartílago y presentes de forma natural en el organismo. Sin embargo, no hay estudios científicos fiables que avalen que los suplementos dietéticos alivien los síntomas de la artrosis, ya sea en perros o en los seres humanos.

Sobrepeso

Un incremento del estrés mecánico por causa de sobrepeso puede acelerar la destrucción del cartílago articular en los casos de artrosis. Un estudio realizado con perros ha demostrado que el adelgazamiento disminuye el dolor y la necesidad de medicación en los ejemplares afectados de artrosis.

Para los perros con sobrepeso existen piensos especiales con un menor contenido de grasa y más fibra que promueven una pérdida de peso más rápida y sencilla. El potencial de adelgazamiento aumenta considerablemente si se controla con regularidad el peso del animal con la ayuda del asesor dietético de un hospital o clínica veterinaria.

Otros consejos

Para aliviar el dolor de las articulaciones es recomendable que el animal pueda reposar sobre una base blanda en casa. Las alfombras impiden que el perro resbale. La rehabilitación suele ofrecer excelentes resultados con la artrosis, a menudo en conjunción con un tratamiento complementario. La rehabilitación tiene como fin impedir el aumento de la rigidez en la cápsula articular y la musculatura debido a la inactividad, así como el restablecimiento de una plena movilidad. La rehabilitación puede solventar también la situación de tensión en la musculatura y restaurar la masa y fuerza musculares, además de lograr un alivio del dolor. En ella se emplean diferentes técnicas:

  • El masaje es un tratamiento relajante de los tejidos blandos que por lo general mejora la circulación en la musculatura. El masaje puede eliminar tensiones en los músculos y normalmente activa el mecanismo interno de alivio del dolor que posee el organismo. El masaje añade elasticidad a músculos y tendones y puede ejercer un efecto relajante sobre el sistema nervioso autónomo, resultando en una disminución del nivel de estrés y nerviosismo en el perro.
  • Los estiramientos pueden facilitar la recuperación de los músculos tensos, ya que con frecuencia eliminan las contracturas musculares, lo que suele promover una mayor amplitud de movimientos y un alivio del dolor. Los músculos deben calentarse antes de los estiramientos, por ejemplo, con un paseo previo.
  • El entrenamiento acuático brinda un ejercicio muscular y cardiovascular muy eficaz con un estrés mínimo sobre las articulaciones, resultando por tanto adecuado para los perros con artrosis. En las enfermedades crónicas, el entrenamiento acuático puede ayudar al perro a descubrir que se atreve a utilizar la parte del cuerpo afectada. Además, esta modalidad de ejercicio suele promover la fuerza muscular y el estado físico general. Dicho entrenamiento dentro del agua puede realizarse con ayuda de una cinta caminadora sumergida, subiendo y bajando el nivel de agua según se requiera. La práctica de andar dentro del agua refuerza con gran eficacia toda la musculatura dorsal longitudinal y ósea, estimulando además el aparato locomotor en su conjunto. Con la artrosis a veces puede ser preferible la natación en una piscina puesto que el animal tal vez necesite nadar con regularidad a lo largo de toda su vida. La natación es también apropiada para los perros con sobrepeso. Las articulaciones se someten a una carga mínima y suele acelerar el adelgazamiento del perro. El perro percibe normalmente tanto la natación como el uso de la cinta caminadora acuática como algo positivo y divertido.

Contact a veterinarian

Error

An error has occurred. This application may no longer respond until reloaded.