La obesidad y la hipertensión son problemas de salud cada vez más comunes en nuestras mascotas. Estos trastornos no solo afectan su bienestar físico, sino que también pueden dar lugar a enfermedades graves como diabetes, problemas renales y hasta complicaciones neurológicas.
A pesar de que la relación entre obesidad e hipertensión no está tan clara en animales de compañía como en humanos, sí se han observado casos donde ambas condiciones se asocian a enfermedades como el hiperadrenocorticismo, el hipotiroidismo y la diabetes mellitus.
Enfoque multidisciplinar para tratar obesidad e hipertensión en un gato
Uno de los ejemplos más recientes en AniCura Vetsia Hospital Veterinario muestra cómo un caso de obesidad e hipertensión en un gato fue tratado con éxito gracias a un enfoque multidisciplinar. Este paciente, un gato macho castrado de 8 años, llegó al centro con obesidad severa, calificada con una puntuación de 8 sobre 9 en la escala de condición corporal, y presentaba signos neurológicos como leve disminución del estado de conciencia y convulsiones. Según sus cuidadores, el gato había sido diagnosticado con diabetes mellitus hacía aproximadamente un año. A pesar del tratamiento con insulina y una dieta específica, el gato había comenzado a experimentar nuevamente poliuria y polidipsia. Se decidió hospitalizar al paciente y estabilizarlo, intensificando el uso de medicación antihipertensiva durante las primeras 24 horas. El objetivo era normalizar la presión sistólica en más de 6 horas para prevenir la hipoxia.
Por otro lado, la hipertensión puede causar daño en órganos como los ojos, el cerebro, el corazón y los riñones. En este caso, el paciente presentó daño cerebral probablemente debido a la hipertensión, ya que experimentó convulsiones generalizadas antes de llegar al hospital y también al ingresar, lo que llevó a iniciar un tratamiento anticonvulsivante. Durante el examen oftalmológico, no se encontraron alteraciones.
Además, se cambió el tipo de insulina para lograr un mejor control de la diabetes mellitus, utilizando un dispositivo común en medicina humana que permite monitorizar la glucosa en sangre a distancia, sin necesidad de pinchar al paciente. Una vez estabilizado, se realizó una resonancia magnética del cerebro, que reveló hallazgos isquémicos, probablemente consecuencia de la hipertensión severa.
La causa más probable de la hipertensión en este caso era una enfermedad renal crónica (ERC) en estadio 2, según los criterios de la Sociedad Internacional de Interés Renal (IRIS), acompañada de proteinuria leve. Sin embargo, se consideró que la diabetes mellitus tipo 2, común en gatos y asociada a la obesidad, podría haber provocado glomeruloesclerosis, contribuyendo a la ERC y, junto con la diabetes, ser responsable de la hipertensión severa. Para manejar la ERC, se inició una dieta renal, realizando un cambio gradual desde su dieta para la diabetes mellitus a lo largo de 14 días, junto con el manejo de la hipertensión. El tratamiento antihipertensivo, administrado una vez al día después de la fase de urgencia, hizo que la proteinuria desapareciera, gracias también a la dieta renal, ya que la hipertensión puede ser una causa de proteinuria.
“Debido a la gravedad del cuadro, fue necesario aplicar un manejo de urgencia de la hipertensión, más intensivo que el habitual, que incluyó la actuación coordinada de los servicios de medicina interna, hospitalización, neurología y diagnóstico por imagen”, manifiesta Jorge Castro, Especialista Europeo en Medicina Interna de pequeños animales. Servicio de Medicina Interna de AniCura Vetsia.
Tras un seguimiento estrecho y constante por parte del equipo veterinario, el gato pudo ser dado de alta en buenas condiciones. En la actualidad, el paciente se encuentra estable, con todas sus enfermedades crónicas controladas y sin secuelas neurológicas visibles, demostrando cómo un abordaje temprano y coordinado puede marcar la diferencia en la calidad de vida de las mascotas.
Prevención de la obesidad e hipertensión en mascotas
El control y la prevención de estas enfermedades son fundamentales para asegurar la calidad de vida de nuestras mascotas. “Aunque la obesidad puede parecer un problema sencillo, tiene repercusiones a largo plazo si no se controla. Un aumento en la ingesta calórica y la falta de ejercicio son factores comunes que conducen a la obesidad. Para prevenirla, es esencial mantener una dieta adecuada, adaptada a la edad, estado fisológico y actividad de la mascota, y fomentar el ejercicio regular. En el caso de los gatos, se recomienda que realicen al menos 15 minutos de actividad diaria, como por ejemplo, juegos”, explica Jorge Castro.
Por otro lado, la hipertensión puede prevenirse mediante la detección temprana de enfermedades subyacentes que puedan causarla, como la diabetes o problemas renales. Se recomienda realizar chequeos veterinarios anuales a partir de los 7-8 años, especialmente en animales de edad avanzada, para detectar cualquier problema en fases tempranas y evitar consecuencias graves.