La inseminación artificial, es la técnica que se utiliza para que una perra pueda quedarse en estado de gestación sin haber tenido contacto carnal con el macho.
La inseminación artificial es efectiva pero no infalible. Se podría considerar que es casi tan efectiva como el proceso natural de inseminación. En este caso, se tiene una ventaja, y es que se puede controlar y programar prácticamente todo lo relacionado con el proceso, haciéndolo lo más cercano a la perfección posible. El propio método tiene ciertas ventajas respecto al emparejamiento natural. Una de ellas es que debido al control y la forma en la que se introduce el semen del macho en la hembra, este resulta estar mejor colocado, lo cual suele aumentar las posibilidades de camadas más grandes. Sin embargo, el material congelado no tiene una tasa de concepción tan alta como el natural, por lo que puede ocurrir que no funcione en una primera ocasión.
¿Es segura la inseminación artificial para una perra?
Como en cualquier método, puede haber algunas complicaciones, sin embargo es un método más seguro que la propia reproducción natural de muchas maneras. Entre otros motivos:
- Se protege a la perra de virus y gérmenes durante el proceso.
- No existe un posible “macho agresivo” en el proceso y no será herida. Especialmente si está es tímida pudiéndole tener miedo.
- El proceso es rápido y sencillo, sin causar dolor a la hembra.
¿A qué edad se puede evaluar un animal para el proceso?
Dependerá de la raza. Algunas pueden ser a una edad más temprana, mientras que con otras habrá que esperar incluso 2 años hasta poder evaluar a la perra. Aunque es importante siempre que se vaya a desarrollar este proceso, que se evalué correctamente al animal. Si tienes un animal en edad de gestación, pero que todavía no ha podido quedar embarazada o tiene problema para ello, consulta con tu veterinario, será quien mejor te oriente y ayude en el proceso.
¿Se debe usar la inseminación artificial para prevenir problemas?
La inseminación artificial debe ser una decisión considerada y evaluada para casuísticas como: solucionar un problema de descendencia en la camada o ayudar a una perra con problemas al no haber podido conseguir criar hasta el momento. No se debe realizarcon fines de cría y venta de cachorros o cuando no existe ningún problema o circunstancia que lo recomiende debidamente. Siempre debe realizarse bajo la supervisión y seguimiento de un veterinario.