Los reptiles más habituales en las casas como mascota son las tortugas, tanto de tierra como de agua. Es un animal que no da mucho trabajo al cuidador y que es muy activo y necesita de cuidados muy básicos. Es decir, roba poco tiempo y da muchas alegrías.
Qué tener en cuenta antes de acoger un reptil en casa #
La mayoría de los problemas con los que nos encontramos son derivados del manejo. Es decir, a que las condiciones ambientales en las que vive el reptil no son las ideales para su salud: problemas alimentarios, higiénicos o de las instalaciones del terrario o aquaterrario.
Lo primero, antes de acoger un reptil por capricho o moda, sería informarse de cuáles son sus necesidades en cuanto a condiciones ambientales, instalaciones necesarias para vivir y su alimentación. Para lo ideal es contactar con un profesional que pueda indicar las instalaciones especiales necesarias para esa especie en concreto y alimentación del nuevo animal de compañía.
La pregunta se podría contestar exactamente igual que con cualquier otro animal. Tenemos que plantearnos qué va a necesitar nuestro nuevo compañero, cómo vamos a hacer para poder suministrárselo, de qué tiempo disponemos para atenderlo, en caso de necesitar atención veterinaria quién se la va a poder proveer, y, sobre todo, reflexionar si realmente queremos adquirir el compromiso de atender a un animal pase lo que pase o si solamente es un capricho pasajero.
Hay que decir que, en el caso de los reptiles, las condiciones de alojamiento son especialmente importantes, ya que todos ellos son muy dependientes del medio externo para mantener un correcto funcionamiento de su organismo.
Los reptiles son animales fascinantes y, aunque no se pueda esperar de ellos las mismas características que de un mamífero, tienen mucho que dar a un cuidador que los aprecie, los quiera y los cuide como merecen.
¿Cómo elegir qué reptil acoger en casa? #
Hablando de reptiles, lo más importante es la planificación. A nivel animales domésticos los reptiles se subdividen en tres grandes grupos: saurios, quelonios y ofidios, esto es, lagartos, tortugas y serpientes, dicho de manera coloquial.
Más allá de la especie elegida, lo más importante antes de hacerse con un animal exótico y, particularmente, con un reptil, es dejarse asesorar por un veterinario especialista en animales exóticos para que nos explique cuestiones relacionadas con el manejo y las condiciones necesarias de alojamiento y mantenimiento de las especies que más nos han llamado la atención.
El manejo de las serpientes no es particularmente difícil y hay muchas especies que son dóciles y fáciles de mantener en cautividad, pero no es una especie muy apropiada para alguien que se inicia en el mundo de los reptiles.
A la hora de iniciarnos en el amplísimo mundo de los reptiles sin duda lo mejor es una tortuga o un saurio.
Tortugas como mascotas #
En el caso de las tortugas (quelonios) elegiría ejemplares medianos y que pertenezcan a un clima templado o suave como es el nuestro. Siempre es mucho más difícil darle las condiciones adecuadas a un ejemplar que viene de zonas tropicales o desérticas.
Además, suele ser más fácil mantener a un ejemplar de tierra que a uno acuático o semiacuático. En nuestras latitudes se puede optar por tortugas mediterráneas como por ejemplo Testudo hermanni o Testudo Graeca (tortuga mora). Cuidando siempre que sean animales provenientes de criadores autorizados, nacidas en cautividad y con todos los documentos en regla.
Lagartos en casa #
En el caso de los saurios tenemos una variedad muy amplia, pero debemos ser muy conscientes de que, como norma general, son algo más delicados de mantener que las tortugas. Para iniciarnos debemos elegir animales rústicos y resistentes y por supuesto informarnos muy bien con nuestro veterinario especialista de confianza de cuáles son las condiciones que necesitan para vivir en cautividad. Dos buenos ejemplos de animales duros y a la vez fascinantes son el gecko leopardo (Eublepharis macularius) y la Pogona (Pogona vitticeps).
Todo queda sujeto a que analicemos las condiciones necesarias, las que somos capaces de proveer y lo que esperamos de nuestro animal.
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