Origen
El persa es una de la razas de gato más antiguas y populares. A pesar de ello, poco se conoce de su historia en profundidad. Sabemos que existe desde hace siglos y que recibió el nombre de la región de la que es oriundo, Persia, la antigua Mesopotamia y actual Irán. Los hallazgos arqueológicos en Asia y los jeroglíficos en Egipto también muestran imágenes de gatos de pelo largo que podrían ser una versión del persa. Este tipo de gatos también eran populares en los palacios reales franceses del siglo XVIII.
El persa, tal y como lo conocemos, procede de dos variantes de gatos de pelo largo: el persa y el angora, que tiene su origen en Turquía. El persa tenía la cabeza redonda y grande, denso pelaje y el cuerpo corto, mientras que el angora era esbelto, de patas largas, cara triangular y un pelaje más largo. El persa actual es el resultado de la cría selectiva de estas dos razas, primero en Gran Bretaña a finales del siglo XIX, y posteriormente en EE. UU. a principios del siglo XX. El objetivo de los criadores era un gato bonito de cabeza redondeada, nariz chata, ojos grandes, pelo largo y cuerpo corto y compacto.
En la actualidad existen dos tipos de gatos persas: el tradicional y el de concurso.
Carácter
El persa en un gato majestuoso, dulce y dócil. Es fácil de tratar, tiene una personalidad agradable y prefiere los ambientes tranquilos donde la gente lo trate amablemente y con respeto. No tienes que preocuparte por este gato atlético que aprovecha cada oportunidad para trepar o saltar a los muebles. La mayoría de los persas establecen su lugar favorito en el sofá o la cama. Y es en muchos aspectos el epítome del gato de regazo, al que le encanta acurrucarse.
Les gusta que los niños los peinen y acaricien, pero no esperes que jueguen enérgicamente con ellos. Prefieren jugar con juguetes o rompecabezas, a su propio ritmo, de vez en cuando. Básicamente, cuando les apetece.
El persa no buscará tu atención total, aunque disfruta cuando lo colmas con tu tiempo. Pasar tiempo solo en casa no supone ningún problema para este gato, aunque le gusta tu presencia. No es muy parlanchín ni ruidoso, la mayoría de las veces deja que sus ojos hablen por él, aunque puede que te salude con un suave maullido.
Aspecto, tamaño y peso
Se trata de un gato de tamaño mediano con un cuerpo musculoso bien desarrollado. El cuerpo, las patas y la cola son cortas y están cubiertas de un pelaje largo y glamuroso. Su gran cabeza redonda está adornada por un par de grandes y expresivos ojos, una pequeña nariz chata y pequeñas orejas peludas con las puntas redondeadas. Tiene una fuerte barbilla y una frente completamente redondeada. Un macho persa adulto puede pesar de 4 kg a 6,5 kg, y las hembras entre 3 y 4,5 kilos.
Color
Los persas se encuentran en numerosos colores y patrones, y existen más de 300 variantes de colores conocidas. Blanco, negro, azul, chocolate, crema, rojizo, lila, plata y dorado son algunas de las combinaciones de colores más conocidas. También existen distintas versiones de colorpoint (himalaya), sombreado, atigrado y bicolores ahumados. El color de sus ojos dependerá del color del pelaje.
Cuidado del pelaje
Nos enfrentamos a un reto ya que los persas son gatos que requieren un costoso mantenimiento. A menos que quieras tener pelo de gato por toda la casa, el pelo deberá cuidarse a diario con un peine de acero. Un cepillado exhaustivo quita los pelos sueltos, así como los nudos y enredos, que podrían causar dolor al gato.
Es aconsejable bañarlo de forma semanal o mensual, así como secarle el pelo con secador (a la temperatura más baja posible). Asegúrate de que empiezas a practicar desde que el gato es pequeño. Debido a su largo pelo, las heces y suciedad se quedarán pegadas en la zona del trasero y bajo la cola. Por ende, ayuda al gato con la limpieza de estas zonas para evitar manchas y bultos incómodos.
Particularidades de esta raza
No todos los persas tienen el mismo aspecto. Por ejemplo, encontramos al persa de nariz chata, que tiene una cara extremadamente plana, y el persa «cara de muñeca», de aspecto más arcaico y una cara menos plana. Ten en cuenta que la forma plana de su cara puede causarle problemas de salud. El lagrimeo excesivo también puede ser un inconveniente para los persas. Por ello, límpiale las esquinas de los ojos a diario para evitar manchas bajo los ojos, sobre todo el gatos de manto claro.
Otro factor de los persas que debemos tener en cuenta es el problema con el arenero, pues la suciedad puede quedarse atrapada en el pelaje o patas del minino. Si no mantienes al gato y el arenero inmaculados y limpios, puede que el gato deje de usarlo.
Enfermedades hereditarias
Esta raza sufre algunos problemas de salud hereditarios que no viene mal conocer. Una enfermedad hereditaria es la enfermedad renal poliquística (PKD, por sus siglas en inglés) que aparece cuando el gato tiene entre 7 y 10 años y que provoca degeneración quística de los riñones y, finalmente, la disfunción de uno o ambos riñones. Otra enfermedad hereditaria es la atrofia progresiva de retina (PRA, por sus siglas en inglés), que provoca problemas de visión en las primeras etapas de la vida, avanza rápidamente y puede causar ceguera.
Los persas también pueden sufrir miocardiopatía hipertrófica, es decir, un agrandamiento de las paredes del corazón, así como displasia de cadera. Debido a la corta y chata cara del persa, con pequeños orificios nasales y un paladar blando demasiado largo, pueden sufrir graves problemas respiratorios y ojos llorosos.
Alimentación
Aunque los persas no sean los gatos más activos, necesitan comida nutritiva para mantenerse sanos y en forma, y para mantener un pelaje bonito, sedoso y suave. Escoge un alimento que sea rico en proteínas, que tenga un contenido mínimo de hidratos de carbono y la cantidad justa de grasa. No dudes en consultar a tu veterinario qué comida debes darle.