En la hernia umbilical, el tejido interno de la cavidad abdominal se interna en la pared del abdomen a través de la abertura del ombligo, produciendo una protuberancia que puede percibirse bajo la piel. La hernia contiene solo grasa, si bien a veces puede comprender intestinos u otros órganos abdominales. Su tamaño puede oscilar entre un par de milímetros y varios centímetros. El diagnóstico se realiza palpando sobre la zona del ombligo.
Tratamiento
La gran mayoría de las hernias umbilicales no ocasionan ningún problema al perro, no requiriendo por tanto actuación alguna. Las de tamaño superior se corrigen mediante cirugía. En las hernias de dimensiones superiores hay que tener en cuenta que los intestinos pueden atravesar el orificio herniario. De ocurrir esto, puede causar un estrangulamiento del riesgo sanguíneo, lo que provocará un intenso dolor al perro y al que ha de operarse de urgencia. En ese caso, la hernia se inflamará, se pondrá dura y aumentará su sensibilidad.
Factores de riesgo
Algunas razas caninas son más propensas a las hernias umbilicales, lo que hace sospechar de un cierto factor hereditario. Los distintos clubes de razas disponen de información sobre actividades de cría destinadas a prevenir la aparición de hernias umbilicales.