La convivencia entre niños y perros fomenta valores como la empatía, el respeto y la responsabilidad desde edades tempranas. Sin embargo, también requiere atención, educación y normas claras para garantizar la seguridad y el bienestar de todos. A continuación, te contamos todas las claves para una crianza positiva entre tu hijo y tu perro.
Si ya tenías una mascota en casa, es importante que sepas cómo preparar a tu perro para la llegada de un bebé a casa para empezar con buen pie. Si quien llega después es la mascota, el proceso de adecuación también tendrá que tener en cuenta a cómo se adapta al bebé. En cualquier caso, ¡los beneficios son muchos!
Beneficios de criar a un niño con un perro
Criar a un niño junto a un perro puede ser una experiencia increíble, siempre que se establezcan límites, se fomente el respeto mutuo y se priorice la educación de ambos. Algunos de los beneficios más claros son:
- Desarrollo emocional: Los niños que conviven con perros tienden a desarrollar una mayor inteligencia emocional. Aprenden a identificar emociones, a cuidar de otros y a ser más empáticos.
- Estímulo físico y mental: Jugar con un perro promueve la actividad física en los niños, ayudando a combatir el sedentarismo. Además, los juegos, las rutinas y las obligaciones fomentarán la estructura y la disciplina.
- Fortalecimiento del sistema inmunológico: En general, los niños expuestos a animales desde pequeños tienen menos probabilidades de desarrollar alergias y enfermedades respiratorias.
- Aprendizaje de responsabilidades: Participar en tareas como alimentar al perro, pasearlo o cepillarlo les enseña a los niños a ser responsables y cuidadosos con los demás.
Inculcar el respeto por el perro desde bebé
Para que la convivencia sea un éxito, es fundamental enseñar al niño que el animal no es un juguete y que debe respetarlo y cuidarlo bien. Para ello:
- No interrumpir al perro cuando duerme o come: Explícale al niño que el perro necesita su espacio y tranquilidad en esos momentos.
- Nada de tirar del rabo o las orejas: al margen de la edad o de la paciencia del perro, no se merece un trato tan brusco.
- Supervisión constante: Nunca dejes solos a un niño pequeño con un perro, especialmente si aún está aprendiendo a interactuar con él.
- Refuerza las interacciones positivas: Premia y elogia tanto al niño como al perro cuando tienen un momento de juego respetuoso o afectuoso.
Educar bien al perro: clave para la seguridad
De igual modo, la educación del perro es también importante. Especialmente si se trata de un perro de gran tamaño, seguir estos puntos es crucial:
- Socialización temprana: Un perro que ha tenido contacto desde cachorro con diferentes personas, entornos y estímulos se comportará de forma más equilibrada.
- Obediencia básica: Órdenes como “sentado”, “quieto” o “ven” ayudan a controlar situaciones potencialmente tensas.
- Gestión del estrés: Si el perro muestra signos de ansiedad o incomodidad con los niños, conviene consultar a un etólogo o educador canino.
- Espacio propio: Es importante que el perro tenga un lugar tranquilo donde pueda retirarse si necesita descansar sin ser molestado.
Consejos para una convivencia feliz
Además de la educación en el perro y en el bebé, conviene que haya una organización y unas rutinas claras que ayuden a todos. En seguida verás que algunas de las claves y necesidades de niños y bebés son muy parecidas. Por ejemplo, establecer horarios para paseos, comidas y juegos tanto para el perro como para el niño será de gran ayuda para su desarrollo.
También es importante ofrecer juguetes seguros para ambos. Evita juguetes pequeños o frágiles que puedan causar accidentes o problemas entre el perro y el niño, y siempre opta por la paciencia y el refuerzo positivo. ¡Todo el mundo aprende mejor a través del ejemplo y el cariño y no desde el castigo!
Por último, consulta con tu equipo veterinario ante cualquier duda. Debes asegurarte de que el perro esté vacunado y desparasitado para evitar riesgos sanitarios.