Los lipomas son especialmente habituales en los gatos, presentándose sobre todo en ejemplares de mayor edad. Son benignos, pero pueden aparecer en lugares poco propicios y suponer un obstáculo meramente mecánico. En raras ocasiones, los lipomas crecen en el interior del organismo, por ejemplo, entre los haces musculares o dentro de las cavidades abdominal o torácica.
Síntomas
Los dueños suelen detectar con facilidad estos bultos en el tejido subcutáneo al acariciar o palpar al animal. En los gatos de pelo corto pueden observarse como una protuberancia. Los lipomas normalmente ofrecen un tacto redondeado u oval y algo blando. Normalmente, un gato con un lipoma localizado en el tejido subcutáneo no evidencia síntomas patológicos, pero si se sitúa en una zona de piel tensa, como el rostro o la pata, puede experimentar estiramientos en la piel.
En los contados casos en que el lipoma aparece en otros puntos del cuerpo, es posible observar síntomas propios del órgano que comprime o aprieta el tumor: un lipoma detrás del ojo hace que este sobresalga; por su parte, un tumor dentro de un músculo es susceptible de provocar rigidez y cojera si presiona contra vasos sanguíneos y nervios, pudiendo inflamarse la pata en caso de impedir la neoplasia el flujo de linfa.
Diagnóstico
En el examen clínico, el veterinario palpará el nódulo y el ganglio linfático más próximo al tumor. Aunque el lipoma suele mostrar características específicas, no se puede realizar un diagnóstico fiable simplemente con el tacto de los bultos. A ser posible, debe analizarse tejido del nódulo en el laboratorio, lo que exige un procedimiento quirúrgico para la extracción de una biopsia o la extirpación del tumor. Por eso, en la cita con el veterinario suele efectuarse una exploración menos invasiva mediante una punción aspirativa con aguja fina, que permite la toma de muestras celulares del bulto para su análisis al microscopio. Si únicamente se obtiene grasa en la toma de muestras, ello indica que estamos ante un lipoma.
Tratamiento
La única forma de eliminar un lipoma es mediante cirugía. En algunos casos no se actuará contra el tumor, si este crece lentamente y se asienta en un punto que no incomoda al gato ni se considera que ocasione molestias en el futuro. Ello es particularmente válido con los ejemplares de mayor edad y con aquellos que, por algún motivo, comporta un mayor riesgo someterlos a anestesia. Si se baraja la posibilidad de una intervención, esta debe realizarse cuanto antes, puesto que la cirugía –y, por tanto, la cicatrización– será mayor cuanto más grande sea el tumor.