En este sentido, los parásitos son una constante preocupación como clínica veterinaria: su frecuencia y las graves enfermedades que pueden transmitir tanto a las mascotas como a las personas, hacen que estemos siempre alerta. La lucha contra ellos debe ser constante durante la vida de los animales, estableciendo planes específicos y personalizados en función de sus necesidades: por ejemplo, no es lo mismo un perro que hace vida rural, que uno urbano o uno que convive con muchos otros.
En otras ocasiones, la piel del animal nos muestra que nuestra mascota está enferma internamente y las alteraciones externas son el reflejo de lo que está pasando. Algunos de los síntomas son alopecia, comedones pústulas… que pueden estar asociados a múltiples problemas hormonales. Por otro lado, ante estos síntomas externos también es importante recordar siempre la posibilidad de las alergias. Aproximadamente más del 10 % de la población de perros y gatos que presentan cuadros de alergia, sufren de atopia, una forma de alergia difícil de diagnosticar y de tratar adecuadamente.